Treinta y cinco poemas de “El Gringo”
El cuatro de abril de 2015 falleció en Vigo el Gringo, bohemio anacoreta, que se dejaba ver por el centro de la ciudad tirando de una carreta con chatarra acompañado de sus perros. Algunas personas que lo apreciábamos intentamos que tuviera una despedida digna y guardamos los poemas manuscritos que encontramos por decenas en el lugar donde vivió sus últimos años.
En la tarde del 8 de mayo fui con otras dos personas a la infra vivienda donde se había apagado la vida del Gringo. Mi compañía eran unas señoras que también se sentían conmovidas por su fallecimiento en soledad. Nos acercamos al lugar que le había dado cobijo en su última etapa, la más solitaria y precaria, bajo el viaducto de la autopista, ya cerca de la estación de ferrocarril. Un catre y cuatro muebles viejos fue lo más sólido que recuerdo haber visto. El resto, unos enseres pequeños, estaban desordenados y esparcidos por el terreno. Parecía que alguien se nos había adelantado, tal vez buscando algún ahorro que el Gringo pudiera guardar. Tirados aquí y allá vi unos cuantos libros. Entre las páginas de uno de ellos asomaba una estampa de la Virgen de Fátima.
Se había levantado un viento molesto. Los poemas del Gringo, escritos sobre folios, sobre papel cuadriculado y en el anverso de una página del BOE volaban entre los restos de sus pertenencias bajo el puente de la autopista. Algunos poemas se dejaban coger, otros tomaban impulso llevados por el viento y se alejaban, obligándonos a seguirlos por la ladera que llevaba hasta las casas traseras de la Avenida de García Barbón.
No conocía el que fue su último refugio. Había estado en una casucha que habitó durante años en unos terrenos del centro que después fueron urbanizados, y en otro cobijo cerca de la autopista, donde tenía espacio para criar gallinas. Estuve allí dándole de comer a Manolo, el perro al que más quiso y que enterró junto a su catre cuando se murió. Cuando aún eran compañeros de vida, el Gringo nos pidió que fuésemos a llevarle comida durante una visita que le hicimos mi madre y yo en el Hospital Municipal. Lo habían internado por una dolencia de estómago. Nos dijo que le vendría bien que le llevásemos tabaco. Le compramos unas zapatillas. Pero lo que más le preocupaba era que su perro comiera.
Mi madre estaba muy afectada por la noticia de su muerte. Habían sido muchos años de amistad, si se puede dar ese nombre a su relación. El Gringo venía a menudo a nuestra confitería, charlaba con nosotros o soltaba unas cuantas frases lapidarias, según fuese su humor y salía con un pastel de regalo, casi siempre un jugoso bizcocho glaseado. Algunas veces conectaba su radio casete y hacía sonar una canción grabada por él, o dejaba sobre el mostrador unas rimas escritas en un trozo de papel. Le gustaba dar consejos, un tanto estrambóticos, todo sea dicho, pues veía envidia y traición a su alrededor y como a mi madre le tenía cariño, le advertía sobre esta o aquella persona ¡cuidado, tú, que esta te clava el cuchillo en cuanto le des la espalda!
Los días previos al entierro, conocí a otras personas que no habían pasado de largo por su vida. La vecina que le acercaba comida caliente, el conocido que le había gestionado un subsidio, el propietario de la carnicería que le daba comida para los perros y que a veces le prestaba dinero, la pintora que lo había retratado, el fotógrafo que le hizo un reportaje para Faro de Vigo, y Ángeles de Andrés, a quien le había escrito poemas cuando era jovencita. Fue ella quien reclamó su cadáver ante la imposibilidad de encontrar a un familiar.
Todos ellos y algunas personas más nos reunimos en el Cementerio de Pereiró para darle sepultura. El Ayuntamiento pagó un ataúd y un joven músico interpretó a Dvorak al violín. El Gringo tuvo, así, un entierro digno, que la prensa local recogió en portada.
Es casi imposible haber vivido en Vigo aquellos años y no haberlo visto por las calles del centro, con su cuerpo enjuto desabrigado, la barba poblada y canosa y el sombrero de vaquero. El retrato que ofrecieron de su muerte los periódicos, la estampa de su cadáver encontrado días después en aquel lugar paupérrimo rodeado de alimañas, su soledad, conmovieron a los lectores. Creo que el entierro y también el funeral posterior, que se celebró en la parroquia próxima al lugar donde había pasado sus últimos años, equilibraron en cierto modo el recuerdo del malogrado personaje, cambiando lo lúgubre por el brillo matizado.
Poco después llegó la sorpresa. No había transcurrido una semana desde su funeral, cuando se puso en contacto una joven desde Andalucía. Se llamaba Paula y dijo ser sobrina del Gringo. Llevaba años buscando a aquel hermano de su madre y entraba periódicamente en internet a probar suerte. Entonces le llegó la noticia de la despedida que los vecinos le habíamos organizado al Gringo y su foto le hizo sentir una sacudida por el parecido con su madre.
Paula nos contó una parte de la vida de su tío que no conocíamos. Yo había hecho una semblanza antes del entierro, que publicó Faro de Vigo. Conocía sus idas y venidas de manera directa por nuestro trato con él y otras personas me dieron más datos. Me hablaron de su amor por los perros, del retrato que le había pintado, de sus idas, venidas y anécdotas en las tiendas de la zona y también me dijeron que había compartido piso durante un tiempo con un hombre que conocía, pero que, finalmente, había vuelto a la calle. No pude encontrar nada que corroborara el rumor de que había servido en la Legión.
Su recién hallada sobrina, Paula, nos explicó que su madre y Carlos eran hermanos. Los habían separado de niños tras la guerra Civil, cuando encarcelaron a su madre y a la niña se la dieron en adopción a un pariente andaluz. Carlos acabó en el hospicio de La Coruña. Allí aprendió a escribir y a oír hablar de Dios. Aquel hombre solitario, medio anacoreta, que vi durante años sin otra familia que sus perros, tenía ahora una sobrina que lloraba por él y una hermana, ya anciana, de poca salud, que agradecía haber encontrado a su hermano, aunque fuera después de muerto.
Me lleve a casa los poemas. Ángeles guardó los originales y me hizo fotocopias de los manuscritos. Muchos de los que encontramos eran repeticiones o recreaciones del mismo poema, todos ellos con una frase como introducción.
Al leerlos se comprende lo profunda que era su soledad. Se te mete dentro, flotando en un conglomerado de sentimientos de pérdida, de acritud y de amor. Uno de los poemas contenía una frase que parecía una petición para que su creación se diera a conocer.
Gloria Lago
A su madre
1. Yo quisiera marinear, madre,
cantarle mis penas al mar,
vivir en las marismas,
conjurarla en la playa,
hechizarla con espumas.
Yo quisiera, madre, velar sus pasos errantes,
perseguir en el viento sus palabras, besar sus recueros al alba
2. Tú ya eres ese ángel
de luz que viaja en la noche y me arrulla
con amor.
Y aunque yo esté dormido
te siento junto a mí,
pues cuando me despierto
tengo el perfume de nardos
3. Descansa en paz, madre
hasta que un día mi alma vuele junto a ti.
Los dos caminaremos juntos por el jardín
envueltos en el perfume de las rosas.
Descansa en paz, madre mía
4. Madre, deseo hablarte
no encuentro las palabras,
se fugan las frases.
Madre, tu silencio nuevo no sé con qué llevarlo.
Ya ni puedo acompañarte
tanto me espanto
Madre, tu derrota me encadena a la cabecera de tu cama de enferma solitaria
A la vida
5. Después de días silenciosos
después de noches insomnes,
después de pasar la página,
solo queda el después.
Traspaso el umbral de la vida, lloro y sufro
y solo encuentro el después, vacío y solitario,
el concebible después
6. Tras la sombra de la vida
ya plateada, ya oscura,
bien puedes bien sufrir más el triunfo
que el fracaso que tenías.
Lucha, por más que tengas
7. El proceso arrancó
cuando te preguntaste
por qué tanto sufrimiento,
por qué siento tanto dolor,
por qué tantas lágrimas,
¿por qué?, dime, señor
¿de verdad es necesario para vivir esta vida,
pensar, sufrir de los días, casi todos? tantas horas perdidas
10. Cuando al final
de la noche
la aurora proclama el mediodía,
siento mi alma acongojada
envejecer sin piedad
en esta cárcel de palabras solapadas,
en la mentira cotidiana
que es mi vida,
paseo mi atonía
con languidez desesperada,
perdida las fuerzas
que me restaban
11. En el tormento de las noches en blanco
desfallezco cuando el carcelero que vigila mi alma,
me asedia con sus constantes reproches
12. Clarea ya el día
se oyen los cantos de los gallos
despierta la ciudad dormida.
Huyo de mí mismo
a la soledad fría, tenebrosa, del alma dolorida.
Espero con cada despertar la muerte, una muerte lenta, diaria.
En el pozo de las tinieblas.
Asciendo y desciendo a medida que pasan los días. Estoy sin ti
13. Cuanto dolor encierra esta alma mía que noche y día calla.
Desposeído y abandonado a la melancolía,
sueño con despertar de la pesadilla,
apartado de tanta ruina
todo se desmorona a mi alrededor
cadáveres
muros en silencio
gritos punzantes
crujir de huesos cansados.
14. Dame señor valor pudor y vergüenza
para poder ver el mundo sin rencor,
con humanidad.
Enséñame a caminar entre las aguas turbulentas,
entre rugidos de las fieras,
que la semilla de la envidia
no altere mi nobleza
15. Me largo al pensamiento de otra forma de vivir
me largo hacia el olvido de los que quieren mandar,
me largo donde no haya maldad,
a la soledad, donde mejor se está
16. Siempre a la deriva
busco a alguien
a quien confiar mis secretos
sumergidos
que me impiden respirar.
La mano extendida pronto se cerró
17. Dios es mi amigo
¿Quién es mi enemigo?
¿A su perro, Manolo?
18. De mi alma brotan lágrimas de dolor
Sin él me siento perdido en este mar de agonía
Y de pena
Oh Dios mío, ¿Por qué se lo llevaron?
Al amor
18. Dame b
tu pensamiento en la tarde más bella
de mi vida,
tu silencio cuando te bañas en el mar.
Regálame la piel de tu cuerpo oliendo a azahar
y dame tus labios desnudos al despertar
19. Mis sueños eran aquellos que dormían en tus pechos.
Te alejaste en silencio y yo subí a la montaña.
Tus ojos eran reflejo de aquella montaña clara y sentí.
20. Ven a descubrir
esta tarde de mi mano.
Aunque hace frío
y las ramas de los árboles
están desnudas y gimen,
el mar se muere en silencio
y tu amor
se pierde en el silencio.
Y nada hay, ya todo se perdió
21. Te extraño, pero me aguanto
en la noche lloro, trabajo, río, bailo
para alejar de mí el sentimiento
amargo.
Te añoro mas no te llamo
en el día duermo, escribo, camino, leo
para olvidar el amor que me vendió.
Con tus duras palabras
Dijiste “no te quiero”
Y fui más allá del tiempo
Al país de las mentiras
22. Tus ojos sueñan luceros
y mis los ojos los persiguen
con plenitud y con soledad.
No tengas miedo a la noche
ni a la vida,
ven a contar estrellas conmigo
23. Deja que ponga en el sepulcro las bellas rosas de mi jardín en primavera.
Desperté llena de amor, pensando en ti y en esas rosas
24. Los amorosos callan
el amor es el silencio más fino
el más tembloroso
el más terrible.
Los amorosos buscan
los amorosos son los que abandonan
son los que cambian
son los que no olvidan,
su corazón les dice que nunca han de encontrar.
No encuentran, buscan.
25. Si algún día pudiera meterme dentro
de tus lágrimas
y con ellas recorrer el encanto de tu rostro,
sentir tu piel agitar,
dejar que esa gota se evapore y que se lleve
un poco de mí a todas las partes, princesa
26. Arrópame b
Con tu amor
que tengo frío
en el alma
y el llanto en el corazón.
Cúbreme con tu cariño
que solo tu aliento
apague la llama
de un suspiro,
y cuéntame de tus sueños
que yo te diré los míos
27. Luna reflejada en su cara de niña
luna reflejada en su cara de niña
luna sorprendida en sus manos de nácar
luna atrapada en sus brazos de espuma
luna adormilada en su seno de nata
luna hechizada en sus ojos de avellana
28. Esta noche no siento dolor
Esta noche no siento dolor
se han dormido mis sentimientos
y la brisa no suspira en mis oídos,
tu risa no corre por mis sueños.
No tengo de tu amor ni sed
solo vivo en mis recuerdos
29. El hombre lobo
El hombre lobo
el brillo inusitado
de un planeta, atrae mi atención
con fuerza.
Escucho voces graves que repiten sin cesar
una y otra vez mil nombres,
solitarias multitudes aúllan sin cesar
las penas.
Tristes hombres
que no encuentran consuelo
en el amor ya perdido
30. Al mirarte me pongo triste
Al mirarte me pongo triste
una que todas las veces
princesa.
La herencia de tu aliento
destrozó mi corazón,
mi estancia,
mis lágrimas
te marcarán un brillante sendero
princesa sin corona y sin amor
31. Poema de amor
Poema de amor
que refleja
tu sentimiento más puro.
Poema que te lleva
el viento del mundo.
Poema que sueña con el corazón
latiendo sobre tu pecho desde mi cuerpo.
Poema sintiendo cuando tú no estás.
32. Eres más linda que una flor
pero las nubes nos separan
Al mar
33. Necesito el mar
mi mar,
mi adorada mar
que cura mis heridas,
que oye mis lamentos,
que bebe mis lágrimas
que siente mi sufrimiento.
Te hablaré de mi amor que solo tú conoces,
te contaré que se fue y lloraremos
los dos
tú compartiendo mi dolor, yo amargamente sintiéndolo
34. Atardecer junto al mar,
mi soledad
y yo somos uno en la playa,
la mirada perdida
en el horizonte naranja,
el oído saturado
con tus duras palabras.
Dijiste “no te quiero”
y fui más allá del tiempo
al país de las mentiras
35. Bendita agua purificante
en la que mi cuerpo se mece verde azul
salado, vestido de sal y espuma,
mis brazos de coral te llaman
mis caderas de nácar
te aguardan,
quiero besarte en el mar,
mi niño de plata
donde reino sobre las olas
Una petición
36. El ínclito ya sacrificado
en su altar
muestra amor
De lo poco de la vida que me resta
diera con gusto
los mejores años
por saber que otros de mí han hablado
Carlos Montouto Bastida, el Gringo, nació en Ferrol el 10 de febrero julio de 1935.
Apareció muerto el martes, 5 de mayo, de 2015. Viviana, su vecina, dijo entonces que creía que se había muerto el día 4. Así lo recogieron los medios.
Obituario
Un entierro digno para el Gringo
Una viguesa organiza las exequias fúnebres de Carlos Montouto, el mendigo hallado muerto bajo el puente de la autopista en García Barbón
https://www.vigoe.es/vigo/mas-vigo/un-entierro-digno-para-el-gringo/
Vídeo del entierro del Gringo
https://www.youtube.com/watch?v=jLGtjavNcso
Al Gringo. Gloria Lago
https://www.farodevigo.es/gran-vigo/2015/05/14/gringo-16916306.html
Miguel Núñez muestra los rostros invisibles
https://www.vigoe.es/cultura/exposiciones/miguel-nunez-muestra-los-rostros-invisibles/
Fallece ‘El Gringo’, conocido poeta y bohemio de Vigo que vivió 30 años bajo un puente
Sus restos permanecen en un tanatorio, a la espera de que se decida qué hacer con ellos. El Progreso.
https://www.elprogreso.es/articulo/sociedad/fallece-el-gringo-conocido-poeta-y-bohemio-de-vigo-que-vivio-30-anos-bajo-un-puente/20150507220656347961.html
En la tumba número 80. La Voz de Galicia
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/vigo/vigo/2015/05/15/tumba-numero-80/0003_201505G15P18991.htm
…y el violín sonó para El Gringo. Galicia única
https://www.galiciaunica.es/y-el-violin-sono-para-el-gringo/
Gringo, reza por nosotros
https://alfayomega.es/gringo-reza-por-nosotros/